Un día más disfrutamos del campo en familia. En esta ocasión fuimos testigos de la variedad paisajística de nuestra sierra de Guadarrama. Parece increíble que a tan pocos kilómetros de las grandes urbes encontremos paisajes tan mágicos como el de esta excursión.
Los más pequeños aprovecharon al máximo las grandes concentraciones rocosas, trepando y mejorando día tras día su equilibrio y propiocepción. Observamos un nuevo fruto, la castaña. ¿Sabríais diferenciar las castañas comestibles de las que no? nuestro ingeniero de montes nos explicó que las castañas deben ser planas por uno de los lados, terminadas en pico y con unos pelillos en la parte superior. Ojo, las de los parques no se comen.
Para terminar hicimos un juego de orientación con el Geocaching. Ya entrenados previamente con juegos de pistas, no les resultó muy difícil encontrar el escondite del «tesoro» con las coordenadas que les dimos. Cada uno aportó lo que quería.
Los padres subieron hasta el pico de La Machota alta. Como buenos machotes! Y disfrutaron de las vistas de cuerda larga, el final de la sierra de Guadarrama y el comienzo de la sierra de Gredos, sitio estratégico y la llanura que rodea nuestra ciudad.
Al terminar de comer se notó el esfuerzo realizado y más de uno reposó la comida muy a gustito.