El día 15 de mayo caminamos y conocimos el entorno de Las Machotas.
Por una senda que sale desde Zarzalejo estación se asciende sin grandes dificultades hasta el collado de “Entre Cabezas” dónde hay un caño donde refrescarse. Hasta ese punto las madres y padres caminamos con unos metros de ventaja sobre el grupo de niños dejando pistas escondidas para incentivar las ganas de caminar de los pequeños.
Desde ahí ascendimos un poco más hasta una pradera donde repusimos fuerzas para llegar hasta la cima de la Machota Baja (1404m). La Machota baja está formada de gigantes bolos graníticos, que en ocasiones se disponen en equilibrios inverosímiles.
Con éxito llegamos a la cima niñas, niños, madres y padres. Desde la cima se tiene una vista privilegiada de la Sierra de Guadarrama, donde se veían perfectamente sus cimas más representativas (Siete Picos, La Bola, Maliciosa y Peñalara). También se veían tenuemente las cumbres de Gredos aún cubiertas por nieve. Además pudimos ver una panorámica sensacional del complejo del Monasterio de El Escorial, y en dirección opuesta las 4 torres de Madrid.
En la cima de la montaña dejamos nuestras firmas en un cuaderno, y nos llevamos una idea de lo que es el geocaching. Un grupo de valientes intentaron encontrar esto:
http://www.geocaching.com/geocache/GCHJD3_las-machotas
Pero no lo conseguimos, esto de encontrar cajas escondidas por un desconocido, es divertido, pero tiene también su tiempo de aprendizaje.
Bajamos de la cumbre hasta el llano para comer algo, hacer algunos juegos y desde allí nuevamente pasar por el caño del collado, donde tomaríamos otra ruta para bajar. Una ruta más sombreada, con más robles y más castaños en la senda.
Durante el recorrido, escuchamos explicaciones sobre los fresnos y sus dehesas, el castaño y el uso que los romanos hicieron de ellos y repasamos como son las hojas de los robles que ya habíamos visto en la excursión anterior. También vimos algunos arbustos y plantas típicas de la zona: jaras en flor, tomillos y lavandas con sus aromas muy marcados y las espectaculares peonías, cuyas flores sólo se ven en momentos muy concretos de la primavera.
Estuvimos desde las 11h hasta las 18h caminando y el tiempo voló.
¡Qué suerte tener un sierra tan bonita tan cerca de la ciudad!
